Pastoral

Con motivo de la celebración del año de la Fe -convocado en el cincuenta aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II- desde la diócesis de Málaga se ofrece un cómic titulado “Concilio Vaticano II. Huracán de un nuevo Pentecostés” en el que se recoge el desarrollo de este acontecimiento fundamental de la historia reciente de la Iglesia Católica.

Bienaventuranzas en el año de la FE

Bienaventuranzas en el Año de la Fe1. Bienaventurado si, en el Año de la Fe,

no tienes tu corazón exclusivamente centrado en la riqueza,

en el afán de tener. Te darás cuenta que, en la pobreza,

encontrarás tu libertad y tu razón de ser: eres persona.

2. Bienaventurado si, en el Año de la Fe,

eres manso. Comprenderás que, la violencia, sólo engendra

más violencia.. Que la bondad, la paciencia o la humildad

son como el imán: hace muchos amigos y verdaderos.

3. Bienaventurado si, en el Año de la Fe,

sabes llorar. Cuando hasta ti lleguen las horas amargas tendrás

cerca de ti alguien que te consuele y un pañuelo que enjugue

tus lágrimas. Te acordarás de aquello: “amor, con amor se paga”.

O, también, “¿manos que dais…qué esperáis?”

4. Bienaventurado si, en el Año de la Fe,

sigues luchando por la justicia allá donde estás.

Si, los mandamientos, son señales que iluminan tu conducta.

Procura dejar los juicios para Dios y, cuando estés frente a Él,

recogerás el fruto de tu complicidad o de tus silencios.

5. Bienaventurado si, en el Año de la Fe,

no dejas que nadie corrompa tu corazón; si, a tu corazón,

le das la limpieza del amor y el brillo de la esperanza.

En el Sacramento de la confesión encontrarás, además

de un buen detergente, una Palabra del Señor, una palabra

de sacerdote y una Bendición de Dios.

6. Bienaventurado si, en el Año de la Fe,

eres valiente; si no te andas por las ramas a la hora

de defender tus convicciones religiosas; si, además,

procuras nutrirte y formarte en la historia del cristianismo

y de la misma Iglesia. Si lo haces así un día, también Jesús,

te defenderá y te reconocerá ante el Padre.

7. Bienaventurado si, en el Año de la Fe,

no ocultas lo que eres y lo que profesas; si, ante un mundo

en el que todo se relativiza, eres capaz de ser una señal

de la presencia de Dios. Tu recompensa, aunque ahora

te parezca incierta, será grande y eterna en el cielo.

8 .Bienaventurado si, en el Año de la Fe,

eres pacífico; si te alejas de las situaciones de conflicto

pero no rehúyes de aquellos momentos en los que, tu palabra,

es necesaria para la paz o para el bienestar de los más necesitados.

Ser pacífico no es lo mismo que vivir ajeno a todo.

Seamos bienaventurados,

en este Año de la Fe, aprendiendo, meditando y llevando

a la práctica estos 8 caminos de felicidad que son

las bienaventuranzas.

Seamos bienaventurados,

en este Año de la Fe, poniendo en el eje de la rueda

de nuestra vida a Cristo.

Seamos bienaventurados, en este Año de la Fe,

disfrutando con las cosas de Dios y con todo aquello

que la Iglesia nos propone como pautas para vivir

como Dios manda.

Y es que, el Año de la Fe, es un recordatorio

de cómo ser feliz y de cómo alejarnos de los caminos

de la desdicha que el mundo nos presenta como patrón

del disfrute.

P. Javier Leoz

Don Javier Leoz es Delegado de Religiosidad Popular

(Diócesis Pamplona-Tudela)